Buscando un drama me encontré con Robada. Una increíble y sencilla evidencia de narración formada por una carta, la más larga que he leído en mi vida. La carta de Gema a su captor. A Ty, el chico rubio de ojos azules que se la llevó del aeropuerto de Bangkok un día cualquiera. ¿El destino? Un insoportable y solitario desierto.
Cualquiera sin problemas con las altas temperaturas, el interminable paisaje de arena y deseoso de un pequeño descanso no se negaría a visitarlo. Pero ir allí contra su voluntad es para Gema un acto por demás horrible, que le inyecta una paranoia permanente y una de las mayores confusiones que como lector he podido conocer. Pero ¿qué esperaban que sintiera una chica raptada? Arrancada de su vida londinense y común, tanto hasta la típica rebeldía inglesa.
¿Por qué escribirle una carta a su captor? No se los puedo decir. Porque si ustedes se ven mínimamente interesados DEBEN leer Robada. La chispa que enciende este libro nunca deja de crecer. Y estoy completamente agradecido de poder haberlo probado.
La vida en una casa sin ningún contacto con nada ni nadie en horas de viaje resulta lo más trágico que podría pasarle a cualquiera que está completamente acostumbrado a su forma de vivir, que no desea nada inmediatamente, porque es joven, pero que tal vez, sólo tal vez, necesitaba un alejamiento así de grande. Lo que no significa que sea correcto el que Ty se haya robado a Gema.
Uno mira estos casos en ficción imaginando que cosas así no le pasan a una persona común, y es verdad que es un tema completamente utilizado por la ficción, pero después de todo ¿quién sabe?
Ty representa para mí uno de los mejores, si no es que el mejor, personaje masculino leído en la literatura para jóvenes, considerando también que este libro lo puede leer cualquiera que se sienta interesado, como ya dije antes, y estoy seguro que el encanto no será menor.
El real de Ty, porque me gusta la completa realidad en los personajes y este lo consigue, podría ser de hecho alguna persona que pasa junto a ti en la calle, lleno de defectos y traumas del pasado que a pesar de parecer difícil lo hacen ver maravilloso, mucho más que la protagonista misma. ¿Qué haría una chica que es robada por un simpático chico de ojos azules en un desierto completamente solitario? la pregunta la dejo al encanto, pero no deben esperar nada preciso en esta historia, lo que pase pasará para dejarlos mirando el libro una vez terminado, sintiendo el calor del ambiente desértico a pesar de leer en una noche fresca, miraran el brillo del sol sobre la arena aún siendo de noche. El sencillo escenario que conforma nuestra historia es por demás suficiente y apreciado, cada objeto se dará a valorar y al final sentirán que lo conocen como si siempre hubieran estado allí.
Con sorpresas completamente inesperadas, yo mismo me vi tentado a lanzar el libro por lo que un simple cambio de línea provocó, pero también de sentimentalismos que duelen, tanto como si fueran propios, del lector, de lágrimas y sollozos.
El efecto de Robada tiene nombre, y les aseguro que van a odiarlo al final, porque es real. Lo dicho: uno de esos finales que ya nos gustaría tuvieran muchos libros, completamente bien aprovechado en su brevedad, aunque igual sigo deseando que las paginas continuaran. Sorpresivo y correcto.
Me gustaría decirles montones de cosas más pero no quiero arruinarles la lectura. Recomiendo esta historia a todo el que tenga la posibilidad de conocerla, esta es para compartir. Si tú tienes esa posibilidad, no la desaproveches, lector.
No hay nada que temer en Robada más que
su sincera capacidad de cautivar.
Lo real que colocará tu yo-lector no tiene descripción.
Me robó el corazón.
La frase:
Me observabas con los ojos muy abiertos. Abrí la boca para decirte que estaba bien, pero no entendí lo que salió. Era sólo un balbuceo; mi lengua demasiado gruesa y pesada como para formar palabras. Recuerdo que las luces se convirtieron en manchones de fuego ardiendo. Recuerdo que el aire acondicionado me congelaba los brazos. El aroma del café se perdía en el eucalipto. Tu mano apretaba fuerte la mía cuando me agarraste, me llevaste y me robaste.
Robada: una carta a mi captor, Lucy Christopher. 339 p. Ed. Castillo, 2011
¡Hasta la próxima!