Me gustaría no olvidarme tanto de las cosas que en algún momento me dije estaban marcadas, como subir este IMM hace uno o dos meses, pero ya me conocen. Y si algo podemos hacer será poco a poco para mejorar mi mente. Me conformo con haberme acordado y contarles de los últimos libros que han aparecido en mis manos (que parecen muchos porque el tiempo no sabe meter la panza).
Muchachos, una sonrisita...
Comenzamos con
Los anagramas de Varsovia, de Richard Zimler. Que me encantó, me emocionó, deprimió y se grabó en mi mente por su tema. Una novela negra bien lograda, que tiene una de esas narraciones personales que tanto me gustan. Que busca justicia, es valiente y sabe cuándo terminar.
Entérense aquí.
La jauría, de Jason Starr. Historia de
hombres lobo, pero más para chicos (porque muchas acciones y pensamientos así lo estipulan), pero eso no significa que no lo pueda leer cualquiera y le guste tanto o más que a mí. Al modo adulto (casi).
Reseña aquí. De alma interior salvaje, abrazos prolongados y algunos rasguños. No sean tímidos…
Abraham Lincoln: Cazador de vampiros, de Seth Grahame-Smith. La genial sorpresa de lo que no sabía que esperar (porque no había leído ninguna opinión). Me encantó, ya lo vieron
en la reseña. Abe, no me importa lo que fue o hizo, me cautivó aunque mediohablara. Y Seth. Sí, él también. Pero de lo demás no sé. De Henry mejor ni hablo, que no termino :D
El caso del crucero llamado Neptuno, de José Ignacio Valenzuela. Puerta de camarote que nos entretiene un buen par de tardes. Que tiene jugo, pero no demasiado. Un misterio juvenil, para los que comienzan con los misterios. Comentarios de más comentarios de menos que pueden ver en
mi reseña.
Night School, de C.J. Daugherty. Pronto sabrán mi opinión. Al fin quedé enterado de lo que pasa tras los muros de Cimmeria (si es que a eso se le puede llamar ‘enterarse’). No esperen fantasía, no esperen cordura. Y mejor me callo, porque no quiero contarles de más hasta que llegue el verdadero momento.
Harry Potter y las reliquias de la muerte, de J.K. Rowling. Pero ahora en su versión de bolsillo. ¿Por qué? Porque es barata, porque es Harry Potter, porque es de mis favoritos, porque sí. No hay nada más que comentar.
Corazón negro, de Elisa Puricelli Guerra. Con el que estoy en este momento, casi llegando al final. Una historia genial (pero no increíble) que como par de defectos tiene el-de-costumbre y un montonazo de errores (omisiones) en la maquetación.
Vanish: Chica de niebla, de Sophie Jordan. Leído y en espera de opinión. Volvió la Draki, comenzó la niebla, se calmó el fuego, alguien besó a alguien y alguien más miraba a escondidas. Lo que pase aquí los personajes lo tienen bien merecido. El primero me gustó más.
Amor, zombis y otras desgracias, de José Luis Trueba Lara. Mi próxima lectura. Puedo pensar muchas cosas de él, con los seres esos caminando por ahí. Los zombis despiertan mi curiosidad, del amor ya no sé qué pensar y, la verdad, sin las desgracias de todos los protagonistas las historias no serían más que principio y final, así que le tengo ganas.
Esmeralda, de Kerstin Gier. Final de la trilogía que tanto me gusta, que tiene personalidad de risitas. Quiero devorarlo desde el día que apareció pero lo guardé en un hoyo en la tierra y me tragué el mapa (chisme tonto). ¿Qué será, qué será lo que pasa en éste? Que nadie me diga…
Puro, de Juliana Baggott. Al que califican cono ‘duro’ o ‘fuerte’. Palabras que no hacen más que darme comezón y hacerme pensar en untarme bloqueador solar (ni al caso). Si mi mente resulta una pizca parecida a la estándar parece que va a gustarme :D
Y así fue, pero también es. El IMM, simpático él. Estoy comenzando a acostumbrarme a esto de nunca terminar con las lecturas pendientes (lo que debería estar mal), pero me consuela que hay otros compañeros blogueros que multiplican por mucho mis ahora 6 libros pendientes, uff. Me veo inocente junto a ellos.
¿Ustedes que consiguieron?
Cuéntenme, recomiéndenme, regáñenme, felicítenme (?), lo que quieran.
Agradecimientos a: Alfaguara, V&R Editoras, Urano y RHM.
¡Hasta la próxima!