A pesar de sentirse bien con su vida y los detalles que la completan, Min Green decidió comenzar algo, algo que involucraba amor y a Ed Slaterton. Ella una chica con mente de vida, a 24 por segundo; Él, un deportista de demasiados amores pasados que perdonaban con flores.
Min comenzó aquella historia, y lo hizo casi sin querer. Hablo de Min porque esta es su carta, una muy larga. Una carta acompañada de cosas que hay que devolver luego de finalizar las cosas. Min y Ed ya terminaron, pero esta es la historia de por qué rompieron. Y, la verdad, soy demasiado curioso como para no interesarme en intimidades como esas (aunque sean ficticias).
Aquella fue una historia de amor, pero todavía quedan cosas que aclarar. Queda decir quién, quién amaba; falta decir cómo, cómo creía en ese amor; y por qué, por qué lo hacía.
Y a pesar de este amor, de estas promesas y la pareja que Min y Ed forman, uno no puede evitar sentirse en medio de un remolino al ponerse a pensar sobre la realidad argumental de esta novela.
Queda muy en claro que ellos ya terminaron, hace algún tiempo ya. Queda claro también que los recuerdos de amores no siempre hacen bien cuando se vuelven a encontrar en una caja olvidada, queda muy claro que las cosas no se pueden cambiar para este punto, pero a lo que le falta claridad es a eso que lo mantiene a uno en la lectura. Qué es lo que logró el rompimiento en la prometedora, y puede que hasta bien mirada, relación de estos dos. (Opinión a mis deseos).
Digo “bien mirada” porque a mí me convenció en medio de un final claro (y tal vez por eso la miraba tan bien). Uno se fija en lo bien apegado de la narración con la personalidad de la al fin resignada Min. Una chica que sabe de detalles, que tiene buena retención y demuestra que uno puede ser culto de varias formas. En su caso siendo una aficionada del cine más real y retro, que taquillero y moderno. Una chica que se entrega a ese tipo de arte, inspirada en sus acciones por la sangre de su mejor amigo y un cerebro propio tan alternativo que pocas veces cansa.
Las cosas se hicieron con el tiempo, siempre estuvieron ahí. Pues aunque hubo un motivo principal para la ruptura, existieron varias cosas más. Detalles que construyeron un camino y Min acepta sus defectos, pero también pone en evidencia los de su último amor. Cómo se puede vivir con ellos, en general, cuando quieres a una persona, pero en algún momento salen al caso para construir barreras y asegurar decisiones.
Me encontré con lo que quería desde hace algún tiempo: varios niveles de ficción. Pues además de las películas y sus interesantes argumentos, hay demás por lo que caer interesados pero que en realidad no existen. Como siempre digo: si se va a inventar, hay que hacerlo bien. Y este libro lo hace.
Esta es una de esas historias que viven gracias a su estilo, y su estilo se presenta con su narración, y su narración es su protagonista. Esta historia vive gracias a Min Green.
Y por eso rompimos demuestra la capacidad que tiene una historia de tocar momentos. En este caso un post-amor increíblemente contado, pero también un cariño digno de un alma cursi a la que se le perdona el atrevimiento.Un común pero encantador relato de lo sucedido, objetos que acompañan y palabras fijas. Merecedor de relecturas, completas o a fragmentos, en buenas tardes de lluvia. Bastante inspirador.
La frase:
Una chica conoce a un chico, Ed, y todo cambia, o eso dice ella. Pide un café y, en voz baja asegura que le sabe distinto. El cielo tiene un aspecto triste, dice, aunque ella no se siente así y piensa que el mundo ha cambiado.
Y por eso rompimos, Daniel Handler. 350 p. Alfaguara, 2013
Ilustraciones de Maira Kalman.
¡Hasta la próxima!