Resistir los instintos no es algo fácil. ¿Quién sabe qué sería de nosotros si los dejáramos ganar? La gente dice que nada bueno, pero ¿y si sucede algo diferente?
John Cleaver ha visto vivido lo que muchos considerarían más que suficiente para una vida. Pero no estamos hablando de cualquier persona; el protagonista de esta historia posee una mente tan ágil como oscura, así que ¿por qué no hacer un equipo? Tal vez así la resistencia a todo lo que hay en su vida, interior y exterior, se transforme en algo… más. Blog Lectores Nocturnos
Si alguien le hubiera dicho a John que en tan solo unos meses su vida, aburrida e insoportable, iba a dar un giro justo de la clase que a él le gustan, él seguramente le habría lanzado una mirada irónica. Pero luego de la aparición de dos asesinos seriales en su pequeño pueblo, tan pequeño que el que dos sujetos así se hayan concentrado ahí no parece una casualidad, la vida cambia. ¿Por qué querría un asesino terminar en un lugar como Clayton? Pues es un lugar tranquilo, perfecto para algunas cosas que podrían realizarse en escenarios casi vacíos. El primero sí fue una casualidad, el del giro en la historia, el segundo es para aprender, ¿pero un tercero?
Así es, en este tercer título de la saga un tercer asesino serial ha puesto sus ojos en Clayton (que para este punto muchos podrían llegar aceptar el nombre asesinolandia). Sin embargo, quien siga los títulos de esta saga, debe saber que no es algo demasiado alocado, ni una coincidencia. John Cleaver sabe todo sobre los asesinos, o eso creía él, pero con el nuevo concepto que presenta esta historia, es obvio que ya no está tan seguro.
En esta ocasión nuestro protagonista expone su mente como un mecanismo abierto a las posibilidades. Sus pensamientos son claros, puramente textuales. Tanto que estoy seguro que las únicas veces en las que el autor no escribe lo que pasa por la mente del personaje es cuando éste se encuentra en el baño.
Analizar a los asesinos seriales de antaño (si es que se les puede llamar así) incluso parecería una tarea sencilla comparada con la casi infinita nube de posibilidades que podrían existir ahora. ¿Que el mundo es un lugar aterrador? Sí, ya lo creo que sí. Blog Lectores Nocturnos
Existe un sentimiento que parecería cambiar mucho en la mente del protagonista, que ya nos tenía casi acostumbrado a los constantes pensamientos dirigidos a tranquilizar a su monstruo interior, y podría describirse como el sentimiento mismo. John es más humano que nunca, como dirían muchos, pero la verdad es que descubrir su innato oficio le ha dado cierta libertad. La construcción del personaje que habíamos visto en los dos libros anteriores llega a un punto que parecería ser el auge de su humanidad. La constante de oscuridad que sucedía en su mente incluso al cerrar los ojos se transforma en fascinación por lo que hace y la habilidad de poder hablar sobre lo que piensa. Pero, sobre todo, lo reaniman los descubrimientos. John ha descubierto que la medicina para su mal es la realidad, y resulta que esa realidad es mejor, y que su mal no es lo que creía.
Es un mentiroso profesional, un pensante sobresaliente y enfocado, pero sin duda el sentimiento se filtra por los pequeños momentos en que es necesario mirar el mundo exterior.
El lector mismo podría llegar a sentir que comprende mejor su propia mente al leer todo lo que pasa por la de John. Mucho de lo que se encuentra en esta tercera parte es estrategia y sentimiento.
Pocas veces hablo de los personajes secundarios en las reseñas porque no siempre hay suficiente material para introducirlos en una explicación moratoria sobre la historia. Esta no es la excepción, pero debo mencionar la función que tienen en este título es sobresaliente. April, la madre de Jonh es la que más se había mencionado en la historia, pero tal vez debido a la anormal disposición para sentir alegría sobre lo extraño que tiene el protagonista es que ahora algunos significan tanto o más. Hay varios momentos dedicados a enfocar esa parte de la historia, pero, como siempre, todo parecería parte del plan. Blog Lectores Nocturnos
En esta ocasión no solo nos enfrentamos a un asesino al que le gusta llamar la atención y quiere dar mensajes, sino también a una misteriosa ola de pérdida de vidas.
Dan Wells nos demuestra que los misterios son para hacernos pensar y disfrutarlo, incluso cuando lo que pensábamos no se acerca a lo que realmente sucedía. Juega con nuestras mentes, como debe ser en una historia así, y las sorprende casi con violencia.
Después de terminar el segundo libro estaba algo inseguro sobre lo que sucedería con la historia, pero igual de intrigado. Ahora, luego de la potencia elaborada con este tercer libro y el impresionante final que cambia mucho, solo quiero arrojarme sobre el resto de los libros en la saga.
No quiero matarte deja claro que hay historias en las que al lector le es prestada una mente y una voz más que en otras. Demuestra también que si uno está dispuesto a dejarse sorprender, los giros esperados resultan incorrectos y los que de verdad suceden te roban los pensamientos cada vez que los recuerdas.
La normalidad es un término subjetivo, el temor necesario y el talento, inesperado.
Calificación:
La frase:
“me había sorprendido muchísimo al darme cuenta de que muy pocos quedaban fuera de esas intrigas. Todos los habitantes del pueblo se estaban hundiendo en la corrupción antes de que otros pudieran hacerlo por ellos. ¿Valía la pena intentar salvar a esa clase de personas? ¿A caso deseaban que las protegiera?”
No quiero matarte, Dan Wells. 368 p. V&R, 2016
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¡Hasta la próxima!