Uno de los acontecimientos inevitables en la vida es el auto descubrimiento. Mirarnos al espejo interior y descubrir que tal vez no somos exactamente como creíamos ser, que un cambio (o cambios) es necesario.
Al inicio de esta historia Henry Montague, a quien sus seres queridos llaman Monty, no sabe esto. A punto de embarcarse en un viaje “tradicional” para los jóvenes caballeros de su época, todavía se comporta como un adolescente que acaba de descubrir la diversión. Tiene montones de anécdotas que le recuerdan a noches de parranda y travesuras astutas. Ha pasado muy buenos momentos. Pero también fue expulsado de la prestigiosa academia a la que asistía y ha recibido castigos por ello.
Todos saben que Henry necesita aprender a ser mejor, todos menos el propio Henry. Pero, para ser sincero, la verdad es que la situación va más allá del aprendizaje forzado. Esta es una historia de descubrimiento, en muchos sentidos. Blog Lectores Nocturnos
Y es precisamente eso de lo que se trata el Tour del continente europeo en el que se embarca nuestro protagonista, en primer lugar. Acompañado por su hermana Felicity y su mejor amigo, Percy, no sabe qué esperar, aunque sí tiene muchas fantasías. Al parecer, la mente de Henry no está acostumbrada a mirar al futuro, es más bien inexplicablemente buena para cambiar la emoción de los momentos. Aunque siendo justos con él, la forma en que una conversación amable y trivial se convierte en una discusión acalorada en su contra resulta bastante curiosa y no intencional. Las cosas malas parecen suceder a su alrededor, como un contra-talento. Pero es precisamente eso lo que convierte a su historia en una aventura con escenarios y situaciones múltiples.
Enamorado en secreto de su mejor amigo y prácticamente ignorante de la realidad de su hermana, nuestro protagonista jamás habría imaginado que su programado paso por las principales ciudades europeas iba a resultan más desprogramado que cualquier cosa que le hubiera sucedido en la vida. Que la realidad iba a golpearlo en la cara, llevándolo a la cima y luego arrastrándolo hasta el fondo.
El gran logro de este libro es el de la transformación. Apegadas por completo a la personalidad de su personaje principal, las situaciones dan giros, convirtiendo a la historia en general en algo que el lector no habría imaginado al comenzar a leer. Blog Lectores Nocturnos
Incluir temas de actualidad en una historia de época nos hace darnos cuenta de que solo porque algo sea un tema de conversación trascendente en nuestros días, no significa que no haya existido desde siglos atrás. Es de hecho algo imprescindible para el funcionamiento de la historia, conectando el presente con la historia de una efectiva y formadora manera.
Es también de increíble interés la construcción de la antigua Europa sin mostrar en realidad mucho de los lugares que hacen famosas a la principales ciudades del continente y que se transmite en fotografías. Esta es, sin duda, una novela ambientada en el siglo dieciocho. Los monumentos y los propósitos de visita no eran los mismos que los del presente. Y es ahí donde la adición de temas como la homosexualidad, la equidad o el feminismo juegan con la mente del lector, pero al mismo tiempo, y de alguna forma, se encargan de reafirmar la atemporalidad de las realidades personales y sociales en la forma que mencioné antes. No porque algo no tenga nombre significa que no sea real, simplemente hace falta dejar correr el tiempo para que el mundo llegue a conocer de dicho suceso. El significado tiene, definitivamente, más poder que la palabra misma.
Es curioso cómo para descubrirnos a nosotros mismos, y todos los significados de los que formamos parte, hay que pasar por tanto. Sin embargo, todos sabemos que no se llega al mejor estado del alma de la forma fácil. Venimos a la vida a aprender, a darnos cuenta de nuestros errores, a mirar más de cerca y pensar en las palabras. Vivir significa aprender a sentir.
Y si, como a Henry, sucede que en nuestro camino se cruzan cosas consideradas imposibles, sucesos prácticamente de magia, actitudes, villanos y escenarios tenebrosos; no todo tiene por qué ser malo. Los amigos se descubren y encuentran en cualquier lugar y en los rostros que menos imaginamos. El mejor estado del alma no es para nada un sentimiento universal, y el camino para descubrirlo no es un camino, ni mucho menos. Las cosas que uno descubre y pierde no son las mismas que habrán de descubrir y perder los otros, y eso es perfectamente necesario.
La guía del caballero para el vicio y la virtud es como un último recurso para el protagonista de arreglar una vida descarrilada, solo para descubrir que a veces el único error es el tiempo. Sí, Henry Montague habría sido más feliz viviendo en nuestro siglo, ¿pero dónde estaríamos si gente como él no hubiera vivido cuando lo hizo? Al terminar esta historia el lector, sin duda, deseará saber más, como si todo lo que sucedió no fuera, como dicen muchos, suficiente para una vida.
Experimentar esta historia es también como la alegría de saber que un embrollo entero pueda tener tanto sentido al final, porque la realidad es exactamente así. El descubrimiento no es una cosa sencilla, solo necesaria. Se sufre, se duele y a veces hay que correr de algo, pero no hay otra forma de hacerlo. Solo eso es seguro. Blog Lectores Nocturnos
La frase:
“Por un momento, juego con la idea de que, al final de todo, yo pueda no regresar a casa. Pienso en huir a Holanda con Percy. O quizás, sinceramente, marcharme. Lo que me dejaría sin nada. Sin dinero ni habilidades para sobrevivir. Soy demasiado inútil para hacer una vida propia, sin importar cuán odiosa sea la que han seleccionado para mí. Estoy más que encadenado a mi padre: es imposible escapar o querer algo para mí.
¿Y qué querrías, si pudieras elegir?, dice una vocecita en mi cabeza.”
La guía del caballero para el vicio y la virtud, Mackenzi Lee. 448 p. VRYA, 2017
Trad. Daniela Rocío Taboada
¡Hasta la próxima!