domingo, 31 de marzo de 2013

Bitterblue - Kristin Cashore - Reseña

Han pasado varios años desde que la reina Bitterblue tomó el trono de Monmar, pero sigue siendo una joven soberana. Esta misma chica, que en español conocimos oficialmente como Gramilla en Graceling, continúa su propia historia en un punto en que su mente parece más despierta que nunca durante su reinado, aunque sea imposible pensar en cómo era la vida antes de esos días en que montones de cosas relevantes comienzan a suceder. 
El relativamente mejorado reino de Monmar agradece el enorme cambió sucedido luego de la muerte del rey Leck, el malvado gobernante graceling que podía controlar la voluntad de las personas y que creó una enorme cadena de terror que duró incluso después de su muerte, como conseguimos ver en esta tercera novela basada en el mundo de los Siete Reinos (y algo más) de Kristin Cashore. 
Como todo seguidor de esta historia, agradezco enormemente ese nuevo vistazo a los protagonistas que introdujeron su mundo en Graceling. Podemos darle un buen vistazo a Katsa y Po, años después y sabiendo qué ha sido de ellos. Además de satisfacer a muchos insertando demás detalles que soñábamos con ver, como una pequeña posibilidad. 
La mente de Bitterblue sigue, de una tortuosa forma, regresando a las imágenes del pasado. Y es que a cualquiera le pesaría lo que sucedió entonces, y cómo sucedió. Todo aquel que alguna vez cayó bajo el control de Leck parece cargar con un remordimiento extraño e incurable, y ella no es la excepción, pues su posición como hija del rey la ponía en el punto más vulnerable, pero también en el más lejano. Los problemas del reino en el presente aparecen frente a ella en ese repentino momento para abrir los ojos que la lleva a tener curiosidad por conocer su propio reino y saber qué hay detrás de las puertas de la fortaleza de su castillo. Una ciudad esplendida aunque con montones de carencias, que prospera pero no se deshace del pasado que muchas veces la retiene. 
En una noche de andanzas de incognito fuera del castillo conoce lo que amplía su futuro. Un par de ladrones, Zaf y Teddy, que la harán darse cuenta de muchas cosas que los que la rodean en sus funciones como reina por alguna razón le ocultan. 
Todo lo que se esconde resulta misterioso, y es ese el corazón de esta parte de la historia. Bitterblue, afligida y en el centro del peligro, debe encontrar la forma de resolver las cosas, pero al mismo tiempo también encontrar a quien no se lo permite, decidiendo muy meticulosamente en quién confiar y en quién no. 
El talento de Cashore para mostrar el amor en sus historias es único, transmite lo que planea (puede que hasta más) cuidando mucho al público para el que escribe. 
Y aunque la protagonista a momento parezca ajena a lo que está viviendo, cuando sufre lo hace de verdad; se resume como inteligente y valiente cuando llega el momento, pues se enfrenta a tal nivel de confusión que la gran lista de problemas juega en su contra. Y, por cierto, dicha confusión es compartida con el lector, pues uno no se entera de nada más de lo que ella sabe, cosa curiosa en una narración en tercera persona pero que es la parte principal de la relación lector-narración, pues a fin de cuentas cumple con su objetivo. 
Incluyendo además una pizca de momentos largos a los que prestar atención, su lectura se convierte en una experiencia para los meticulosos y astutos (aunque yo no sé si lo sea). 
Bitterblue nos rodea de momentos increíbles y reacciones totalmente propias. Continúa alimentando las esperanzas de los que seguimos el desarrollo de los Siete Reinos hasta niveles de satisfacción devorables. Una maravillosa reunión de personajes con actitud y cabeza, malvados, buenos y no tan buenos. Emocionante en sus momentos crudos, inquietante en sus recuerdos, prestándose a llenar los espacio que crea y a mirar más allá de lo que se ve.
Espero, de verdad, que todavía quede más que contar. 

La frase: 
-Cuéntame un relato –siguió hablando en un susurro-. Cuéntame una de las historias que has oído. 
En su mente solo había una: la historia de la huida de la princesa Bitterblue de la ciudad, ocho años antes, con la reina Cinérea, que, arrodillada en un campo de nieve, abrazó a la princesa muy fuerte y la besó. Y entonces le dio un cuchillo y le dijo que siguiera adelante, que aunque solo era una niña pequeña tenía el corazón y la mente de una reina, con la fuerza y el coraje necesarios para sobrevivir a lo que estaba por llegar. 

Bitterblue, Kristin Cashore. 495 p. Roca, 2012 

¡Hasta la próxima!

martes, 19 de marzo de 2013

Desnuda - Raine Miller - Reseña

Con la idea de comenzar una vida lejos de su terrible y misterioso pasado, Brynne Bennet se trasladó a Londres para estudiar. Años después, mientras se encuentra en una galería donde se vende una fotografía en la que aparece casi desnuda, conoce a Ethan Blackstone, un innegable empresario jefe de una importante agencia de seguridad inglesa que está por encargarse del resguardo de los juegos olímpicos de Londres 2012. De inmediato surge una curiosa atracción entre ambos (además de la física). Ethan compra su fotografía y terminan por conocerse mejor con el paso del tiempo. 
Y aunque ese tiempo no es demasiado, y lo que se conocen toma un punto sexual de repente, no se puede dejar de mencionar lo positivo de la historia, pues aunque también carga con los momentos repentinos y la genética en las características de los personajes principales, se coloca como una historia sencilla y breve pero no por eso con menos energía que las demás en el género. 
Lo que Ethan necesita de Brynne es una mujer a la que saber suya y Brynne necesita a alguien con quien sentirse segura, por lo que resultan una pareja bastante equilibrada. 
La narración en primera persona desde los ojos de ella nos cuenta lo suficiente como para seguir la línea de los acontecimientos, pero oculta también cosas que no se siente segura de compartir todavía (basándose en el tiempo que lleva con Ethan). 
Ethan es un, digamos, caballero inglés, aunque (como siempre) resulte demasiado sospechoso que siento quien es -y cómo es- siga soltero (y no me refiero solo a su físico). El pasado de Brynne, todavía sin aclaraciones oficiales, es lo que durante varias ocasiones nos hace pensar va a darle sabor a la historia, y aunque está bien contada, es desesperante tener que conseguir el segundo libro para enterarse de ello. Esta primera parte es tan breve que muy seguramente pudo haberse unido con sus continuaciones en un solo ejemplar sin que eso significara una disminución de la calidad (creo que sería al contrario) y así dejar satisfechos a más lectores. 
Esta historia cuenta con una buena pareja -dentro de sus exigencias- que a pesar de desearse mucho se conoce muy poco, lo que traerá dudas a lo largo de toda la historia, que no es tan repetitiva como otras y no le sobran páginas. Pasando por alto aquellas escenas de caramelo (fuera del sexo) que se tornan tontas –no tantas-, o las veces en que parece que Ethan es un obsesivo enamorado, la verdad es que de alguna forma cada uno va de acuerdo a su pasado y la forma en que además de un encuentro casual se relacionan (o los relacionan). Él no es en extremo demandante y ella no es una inocente muchachita. 
Como dato extra cabe mencionar que imaginarse uno que otro acento británico siempre podría mejorar ciertos momentos. 
Desnuda presenta una historia que si bien podría ser mejor y divagar menos, cumple y tiene comentarios sinceros para soltar una buena risa abochornada, que tiene mucho que aclarar todavía pero resulta imaginable. Una novela sencilla y suficiente para su género, para imaginar y sentirse repentinamente inocente en medio de su narración erótica. 
Después de todo, siempre es bueno saciar la curiosidad, y esta novela es perfecta para hacerlo sin sobrepasar los límites propios. 

La frase: 
Pero el miedo se apoderó de mí de todas maneras. La explosión de terror que me hacía volver en mí de golpe llegó en el momento justo. Sabía lo que era pero aun así el pánico me dominaba. Debería reconocerlo. Era un sentimiento que ya llevaba años acompañándome. 
-Brynne, levántate. 
Esa voz. ¿Quién era? 

Desnuda, Raine Miller. 218 p. Suma de letras, 2013 

¡Hasta la próxima!

lunes, 11 de marzo de 2013

Booktrailer: Trono de cristal - Sarah J. Maas

Vengo a presentarles el booktrailer mexicano de Trono de cristal, una historia épica que tiene como protagonista a una joven asesina. 


¡Hasta la próxima!

jueves, 7 de marzo de 2013

La raíz del mal - José Ignacio Valenzuela - Reseña

Volvemos a poner los pies en Almahue, tierra lejana y de ojos pequeños que conocimos en la primera parte, Hacia el fin del mundo. Aquel pueblo marcado por la maldición del Malamor tiene todavía mucho por lo que pasar, y no es sino hasta esta segunda parte en la que nos damos cuenta de qué tanto, hasta quedar sorprendidos. 
Ángela decidió quedarse en el pueblo, aferrada a ese bastante repelente y peligroso lugar, tomando montones de riesgos sin saberlo. Aunque todavía no me queda muy claro cómo una fuereña cualquiera despierta la furia del poderoso ser que maldijo el pueblo (y continúa cumpliendo su malvada promesa), convirtiéndose así el centro de la historia, envolviéndonos en sus movimientos, tropiezos y curiosidad desmedida
Hacia el fin del mundo se encargó de ser una historia de paisajes que cautivan y misterios que rayan en la sorpresa, pero de aquella imagen de lugar vacacional, relajación e interés rural no queda mucho, y es que esta segunda parte se encarga de transformar el paisaje para sus propósitos. Una continuación que está llena de momentos difíciles y confusos, secretos que ni el lector sabe, dejando todo tan abierto que inquieta y afecta la estructura. 
La narración sigue siendo bastante visual, pero ahora introduciéndonos a momentos en los que los personajes sienten cosas tremendas y muchas veces definitivas. La estructura completa se encarga de adentrarnos en una idea general, donde lo que cada quien haga se considera importante para bloquear o liberar el ritmo de la historia. Y no puedo dejar de lado la forma en que en ningún momento abandona el sentimiento de desolación o preocupación por lo que va a suceder, aminorando mucho el momento al que se ha referido tanto cuando al fin llega. Contrario a lo que sucede con su imagen que raya en el terror, y que serviría para explicar muchas carencias. 
El misticismo que refiere las apariciones (o la simple existencia) de Rayén posee una pesada cantidad de misterio que muchas veces, al carecer de descripciones por ser lo que es, resulta confusa o poco interesante, aunque deba serlo. Eso y sus ideas desmedidas y enfermas de ira que resultan inexplicables y superan el daño que le hicieron, nos dejan pensando sobre intenciones de seriedad. 
No se niega la información complementaria que da a muchos de los misterios acarreados desde el primero libro a este, pero todo sin resolverlo. Me gusta, eso sí, la forma en que es capaz de introducir tecnología aficionada o la enorme cantidad de normalidad en la protagonista y mezclarlo con la magia más misteriosa y un poder cruel y peligroso, acercándonos, de hecho, a los orígenes de todo un paso más, dejándonos ver cosas aunque no las entendamos. Aquellos argumentos de la lucha entre el bien y el mal de esta historia jamás habían sido tan ventajosos. 
La narración en tercera persona nos hace sentir, como muy pocas veces, lo ajenos que están los personajes a ver lo que ocurre frente a sus ojos, lo que los lleva a meterse donde no deben o creérselo todo a pesar de montones de pistas que indican están en una situación muy sospechosa. 
La raíz del mal continua una historia que se creía cómoda, la transforma en medio del mayor desconcierto y nos deja pensándola todo el tiempo que dure su lectura. Enfrenta nuestros principios contra los de los personajes y sus decisiones repentinas en medio de situaciones difíciles cambian el color con que se veía todo. Caminar por Almahue puede ser difícil con la situación que acontece, pero aquellos destinados a luchar por lo que creen sabrán cómo seguir adelante. 
Un verdadero momento de duda rodeado de maldad. 

La frase: 
Yo guardé el mapa, el mismo que ahora tengo frente a mí. Sé exactamente cómo llegar a la gruta donde, al parecer, se esconde Rayén. 
Las últimas palabras que pronunció Ernesto, antes de acompañarme a la puerta fueron: “Si la ve… si tiene la fortuna de encontrarse con ella… dígale que pienso en ella todas las noches. Y que mi cobarde corazón todavía le pertenece”. 

(2) La raíz del mal, José Ignacio Valenzuela. 378 p. Alfaguara, 2012 

¡Hasta la próxima!