La palabra Peligro, últimamente ha tenido muchos significados. Elizabeth Evans recién acaba de entrar en la fase de peligro con la que nunca le habría gustado toparse en su vida, y aunque no lo sepa del todo eso no funciona para evitar todo lo que está por pasarle.
Su estadía en Riverwood pasó, repentinamente, de ser tranquila, tanto como un adolescente en un internado puede disfrutar, a, más a menos, una pequeña tortura.
Elizabeth regresa para su nuevo curso, rodeada del vacío provocado por la muerte de su novio, David, mientras todos la miran con lastima.Pero este nuevo curso resultará diferente por muchas más cosas; Elizabeth repara en cosas que antes no, seguramente por encontrarse en ese punto de popularidad sin preocupaciones.
Raverwood tiene paisajes increíblemente góticos, que resultan perfectos para algunas escenas. La llegada de Jared y Jonas convierten su vida, porque el primero le resulta irresistible y al segundo ella le resulta irresistible, aunque nadie lo despreciaría estando en su lugar.
La relación que ellos toman es un tanto extraña, Jared es uno de los protagonistas más curiosos con los que me he topado, entre violento y misterioso. Jonas, doctor, que en parte es todo lo contrario, aunque resultaría una mejor elección, resulta ser el padre del primero, lo que suena un poco difícil de creer.
En un internado tan clásico como al que ellos asisten los misterios no podían faltar, como dije ese es el curso, hasta ahora, menos cómodo para nuestra protagonista. Lo que hace especial esta historia es que trata sobre la antigua brujería, de esa que llama tanto y tiene que ver con las brujas en la hoguera y hechizos peligrosos que trascienden el tiempo. A pesar de la anormalidad de Elizabeth, pues puede ver el aura de las personas y leer algunos pensamientos, entre otras cosas, ella no puede evitar entrar en contacto, menos cuando todo pareciera tan difícil de creer, porque si las pensáramos por experiencia propia, sin la guía que es la historia, nos estaría difícil encontrar una respuesta.
Ella conoce a la retirada Abby, quien sí parece tener algo que ver directamente con aquello, pues para entenderlo primero hay que creer en ello.
Como dice el eslogan: El presente de Elizabeth era el amor, su destino la muerte.
Bien dicho, aunque algunas cosas resulten confusas o apresuradas, e incluso repletas hasta un tanto de lo primero. El misterio tiene que ver con lo que el destino de ella le espera, incluyendo la libertad que una vida sin padres le da y la enemistad de Rebecca, la popular que, allá en su compartida cúspide social, siempre se odiaron. Como si el mal de su pasado y su presente se unieran para dar a esta historia el toque de maldad necesario en noches oscuras y neblinosas.
La magia puede llegar a ser muy poderosa, tanto como para complicar cosas por principio dificiles. Elizabeth puede entrar en mi lista de Las protagonistas más maltradas. Pero tanto la amistad como el amor pueden lograr muchas cosas de bien, la mala es muy mala, pero los buenos pueden ser malos por conseguir la vida. Bueno, después de todo hay cosas que no pueden dejar de llamarse Inmortal.
Tenía dudas al comenzar a leer Inmortal, no puedo negarlo. Llegó a mis manos y me adentré en la lectura, con narración constante y sencilla. Entendí la historia, puedo decir, pero uno no puede negar que algunos errores de ortográficos y de territorio se quedan marcados en el tema de la crítica.
Como dije, me gustaron mucho los paisajes de Raverwood, incluso esa oscuridad fría que muchas veces uno busca en las historias.
Yo siempre he dicho que las primeras historias enseñan y emocionan mucho, para el escritor, porque yo mismo lo he aprendido así, pero siempre se va hacia adelante.
Inmortal, el primer título de algo que parece será una saga, que continua con El beso del diablo, por varias cosas que esta primera parte nos cuenta, aunque el final hacía quedar a la historia cómoda como único.
Entretenido, para una tarde de otoño, o invierno, fría y ventosa.
Hasta a próxima