No podía dejar que se terminara el año sin hacer un recuento de mis lecturas y decidir sobre lo que fue lo mejor. Así que en esta lista llena de buenos recuerdos les cuento sobre los 10 libros que desde mi opinión forman una buena opción de lectura, todos muy diferentes entre ellos pero con genialidad entre sus páginas. El 2012 fue un año de buenas lecturas, que no bajaron de 3/5 conmigo (lo digo en serio) y me dieron cada una lo suyo y de formas muy diferentes.
Aquí la lista:
La cura mortal, de James Dashner. Conclusión de la historia futurista de Thomas el Corredor. Lo que para mí fue un buen final, con toques de acción y tranquilidad por igual, pero que lo deja a uno relajado sobre el grupo de personajes que tanto nos habían tenido preocupados, para bien o para mal. El que sufrió más que levante la mano. La buena experiencia en realidad va con toda la trilogía.
Los anagramas de Varsovia, de Richard Zimler. Historia de temática polémica y argumento enganchante, en el orden que lo prefieran. Una de esas experiencias que se agradecen por completo, que fue narrado con buena mente, tiene un protagonista maravilloso y momentos bastante crudos que, créanlo o no, embellecen la historia y la voz del personaje.
Juego de tronos, de George R.R. Martin. A penas el primero de la serie Canción de hielo y fuego. La que pondría como la mejor experiencia del año, total. Talentosa, fuerte, astuta y envolvente. No he podido leer los siguientes todavía, y no porque me den miedo los libros grandes (solo a la mano que los sostiene), sino por falta de tiempo. Estoy tan convencido de su talento que me agrada tener tanto camino por delante.
Eterna, de Guillermo del Toro y Chuck Hogan. Uno de los mejores finales en mi experiencia si tomamos en cuenta la forma en que los autores desarrollan su historia. Fantástico por su oscuridad, recuperante para la historia. No se puede hablar de él sin mencionar la trilogía completa y su maravilloso atrevimiento de hacer las cosas tan masivas como el mundo en situación lo permita.
Zafiro y Esmeralda, de Kirsten Gier. Juntos porque también forman parte de una trilogía. Quedé, como esperaba, encantado con la historia completa, breve y larga al mismo tiempo, de sorpresas y personalidades dignas de recordarse cuando de originalidad se trate. Muy europeo todo, y no sé si eso me guste todavía más. Imperdibles, pues.
Puro, de Julianna Baggott. Por cambiar las ideas tan bruscamente que no faltó en muchas más listas como esta también. Sin miramientos, brusco, sincero. La aventura de Pressia y Perdiz es para recordarse siempre. Allá en un mundo donde lo bello es bien difícil de encontrar, porque se sufre, pero no imposible, en lo absoluto. Una lección que no podía faltar.
Las ventajas de ser invisible, de Stephen Chobsky. Pues de acuerdo a la mente tan sincera de Charlie, la vida es la vida. Lo que este libro enseña, mucho más allá de un comportamiento, es una continuidad y sucesión de momentos que no paran, a fragmentos y menciones fijas que pueden cambiar todo –o mucho- en la mente de quien lo permita. Tan personal como se necesita.
Abraham Lincoln: cazador de vampiros, de Seth Grahame-Smith. Una absoluta sorpresa, pues no es nada de lo que se cabría esperar para quien se hace ideas prejuiciosas. Para los que se permiten dejarse sorprender, tan visual como el momento lo consiga. La historia de un personaje, y su lado que cambia tanto las cosas que se vuelve memorable. El de humano.
Robada, de Lucy Christopher. Porque cada vez que lo nombro siento ganas de volver a leerlo, y así hasta que me canse. Una historia de carta larga y necesaria, mental y envolvente. Narración que da belleza, que tiene realidad, que impregna emociones y nos vuelve completamente indecisos. Como lo dije en su momento: me robó el corazón.
Hija de humo y hueso, de Laini Taylor. Presente por su necesaria originalidad argumental, dirección de pasados y unión de historias que parecerían diferentes (aunque sea una misma). La forma en que uno llega a apreciar una figura e idea popularmente de miedo, resulta relevante. Eso y sus detalles, le aseguran muchas palabras geniales.
Termino el año completamente agradecido, con todos ustedes y por leerme siempre que pueden, no duden que yo también hago lo mismo con ustedes. Por todo lo dicho, bueno y sincero, durante el año. A los que me permitieron leer tan maravillosas historias, a quienes siempre están ahí para guardar silencio cuando necesito leer y gritando para cuando debo ser interrumpido.
Muchas gracias a todos por un buen año. Me siento preparado para lo que viene.
¡Hasta la próxima!