Reflexionar sobre la influencia de las acciones de todos en ti, y las tuyas en ellos, podría resultar en algo revelador. El comportamiento que mostramos al mundo en algún momento específico podría a afectar algo o a alguien más de lo que imaginamos. Blog Lectores Nocturnos
Clay Jensen es un chico normal, viviendo una vida lo más normal posible el día que llega a su casa y encuentra una caja con ocho casetes listos para ser escuchados. En aquellas cintas, descubre de inmediato, habla la voz de Hannah Baker, una chica que conocía y que un par de semanas antes se suicidó.
Atónito, Clay se adentra en lo que cuentan las cintas mientras él mismo vive los momentos al escucharlas, al recordar a Hannah y al aceptar descubrir las trece razones alrededor de aquella decisión (un lado de casete a la vez). Trece personas que aparecen en su historia, y la de ella, para aportar un comportamiento específico, un suceso, una mentira o un secreto. Le sorprende descubrir que las cintas están pasando en orden entre las personas que se mencionan en ellas, para estar enteradas de la verdad, no solo la noticia de la muerte de la chica.
Es curioso pensar, primero, en quién es el protagonista principal. Clay comienza la historia con una narración lineal, mientras Hannah cruza sus palabras narrando de viva voz (y con un formato diferente de texto en el libro) lo que hay que saber. Es curioso también, pensar en el mensaje de esta novela. Obviamente muchos pensarán en la curiosidad casi enfermiza de leer algo en lo que parece torturarse a trece personas que tuvieron que ver con el suicidio de alguien, algo en lo que la propia persona habla y los llama “razones”. Sin embargo, el libro nos hace descubrir que no se trata de algo así. Que si esta historia existe como lo hace es para compartir un mensaje. Uno importante, incluso: prestar atención a lo que hacemos y a las personas que nos rodean. Tener cuidado sobre las acciones, porque cosas malas pueden suceder aunque no fuera nuestra intención causarlas o no imaginábamos que fuera tan grave. Blog Lectores Nocturnos
En el contexto de la novela, claro, tiene mucho que ver la edad de los personajes. La adolescencia es una etapa complicada, las cosas que aprendemos y vivimos se acumulan para formarnos. Nos llevan a tomar decisiones que se supone deben servirnos para el resto de nuestras vidas, por lo cual se consideran importantes.
Leí este libro por primera vez hace años, cuando el contexto de la vida adolescente era diferente al de ahora. Lo leo de nuevo ahora, luego de mucho tiempo queriendo hacerlo, para darme cuenta que aunque la situación cambie (las redes sociales son algo muy grande ahora),
el mensaje sigue siendo igual de importante, puede que hasta más. Es muy fácil hacer daño.
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Hannah presenció en vida momentos totalmente relacionados a ella, porque todos somos capaces de vivir solo nuestras propias vidas. A través de sus grabaciones no solo conocemos la verdad y la construcción de su decisión, sino la persona que fue. Lo mucho que había en ella, las grandes posibilidades que habrían podido existir. turnos
Al intercalar las dos narraciones, la de Clay y la de la voz en las cintas, el lector casi podría pasar por alto algunos detalles. Visualmente el formato de cada narración es diferente, pero ambos personajes tienen voces tan similares, y profundizan tanto en un mismo sentimiento (al igual que quien lee) que podría llegar a ser un pequeño detalle de conflicto. Pero como esta es una novela para prestar atención y reflexionar, es algo comprendido. La historia en general da la posibilidad de una rápida lectura. No es solo que la narración y los momentos estén bien conectados, además del interés que despierta el argumento, sino que el contexto temporal en el que suceden las cosas es así.
Se rescata también la idea, tan real, de ser conscientes de nuestra propia historia. De meditar sobre lo que creemos y lo que no. De decidir, por ejemplo, si conceptos como la reputación son algo importante en ciertos momentos de la vida. Si una lista de porqués es necesaria. Si vale la pena pensar demasiado, o sentir demasiado, tener miedo o tantas otras cosas que sencillamente suceden.
Por trece razones se convierte en una tremenda reflexión para leer y tener en el librero, como ninguna otra lo permite. Es una historia a dos vidas, trece nombres y momentos acumulados. Un profundo pensamiento de realidad sobre la vida, la reacción y el comportamiento.
En las vidas la atención es necesaria. Las palabras son necesarias. Hay que aprender a saber cuándo y cómo convivir con ambas cosas. No se puede controlar todo, pero se puede ser consciente de mucho.
La frase:
“Bueno, ¿qué querías oír? Porque he escuchado tantas historias que no sé cuál es la más popular.
Pero sí sé cuál es la menos popular.
La verdad.
Ahora bien, la verdad es la que no olvidarás.”
Por trece razones, Jay Asher. 364 p. VRYA, 2016
¡Hasta la próxima!