martes, 30 de julio de 2013

Tú, yo, tu voz, tus manos

" Querida, querida mía. Hace tiempo que no sé de ti. ¿Te encuentras bien, mi buena amiga? ¿Cómo te trata el mundo, ahora con tanta luz?
Espero que bien. Que todo muy bien. Que la luz no te ciegue, y al menos puedas leer por ti misma estas palabras.
Te extraño tanto, querida, por alguna razón.
Creí verte el otro día, pero ese no era tu vestido. Lo supe nomás pensarlo; tú nunca lo usarías. Tú no, querida mía.
Creí volver a miradas fijas, las nuestras, conversando además de las palabras. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas nuestros pestañeos? Esos que conquistaban hombres, y los hacían sentir moribundos, casi en el cielo; como decíamos nosotras. Qué modestas, así de confiadas éramos.
Creí escuchar tu voz, pero me di cuenta que estaba dormida. Que era un recuerdo mal planteado. Tú nunca dirías esas cosas.
Creí sentir tus manos, pero, claro; no eras tú. Tú nunca me harías daño.
Y entonces recordé lo que nadie dijo, lo que se guardó sin preguntarse, porque no podía ser de otra forma. Te recordé a ti, y a mí, al mundo que nos miraba. Lo sentí como el presente, tan vivo como siempre. Lo viví una vez más, porque lo merecía.
Querida, querida mía. Sabes que nos extrañamos, que no sabernos nos consuela.
Aunque no sé por cuánto tiempo. "

Texto inspirado en: 

Algunos libros con secretos: 
Juego de tronos, de George R.R. Martin
Firelight, de Sophie Jordan
Deseos, de Kirsten Miller
 
Algunos libros sin secretos:
¿Existen libros sin secretos?

 ¡Hasta la próxima!

2 comentarios:

Chivitouille dijo...

Me gustan los textos que escribes :D

Saludos ^^)

Angélica Michaelis-Phantomhive dijo...

Lindo texto :), me gustó mucho