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sábado, 4 de octubre de 2014

Vida sincera a distancia


Las personas en proceso de aliento, como muchas, a veces se encuentran con que sus ojos fallan. Se miran al espejo y preguntan ¿Dónde está la vida que a penas la veo? ¿de verdad está tan lejos? Pero el problema es que no saben si la distancia es hacia el presente o al pasado. La vida, como tantas, los tomó por sorpresa. Los cambios sucedieron sin saber cómo, pensaron que había llegado el momento en que conocían su rostro a la perfección y ya no hacía falta mirarlo tanto. Ahora hay que aprenderlo de nuevo. 
El aire se volvió común, los sabores ya no cambiaron. Se detuvieron porque una tarde, o en cualquier momento del día, el mundo los soltó. Fueron libres, como siempre quisieron serlo. Libres siempre, libres al fin. Pero libres solos. 
Muchos tal vez no lo sepan pero de eso se trata la libertad, no lo saben pero es la única que conocen. Les mintió, se mintieron. No es la única forma de ser libre. 
Los que ansían ser libres y lo consiguen, todos tienen un conflicto. Crearon un conflicto. El mundo se los dejó. 
Perdieron el mundo, ganaron la vida, y luego también la perdieron a ella. Seguramente en el pasado, podría ser en el futuro. Debido al orden, que es el siguiente: lo sabes, luego lo comprendes. O: lo comprendes, luego estás seguro
Quien dijo que solo había una forma de sentir las cosas, todos los demás le decimos que está equivocado y comenzamos a dudar de su humanidad y su posesión del mundo. 
El mundo se pierde, es inevitable ¿pero cuán lejos queremos estar de él? 
Nadie nos enseñó a ser libres, como nadie nunca te enseña nada y lo aprendes al vivirlo. 
El mundo nos hizo libres, nos hará libres. Porque no solo existimos nosotros. Existen otros, y dicen que uno sin otro no es nada. Nadie es nada si no lo comparte. Y el tiempo se comparte. 
El tiempo es la vida. La vida sincera. Si hay más de uno para sostenerla con fuerza es más difícil que se vaya tan lejos. Que se pierda tanto, porque, a fin de cuentas, la vida eres tú; y ella tampoco sabe cómo ser libre si no lo aprenden juntos. 
Nunca digas: Regresa pronto, vida. Por favor, regresa pronto. 
Y nunca olvides: Esto es vida. Sujétenla y vívanse ya. 

Texto inspirado en:

Algunos libros con vidas sinceras: 
La firma de todas las cosas, de Elizabeth Gilbert.
La lección de August, de R.J. Palacio.
Amor y otras palabras extrañas, de Erin McCahan.

¡Hasta pronto!

sábado, 24 de mayo de 2014

El posible inevitable


Cuando llegas a cierta edad las cosas parecen muy claras. Uno sonríe porque al fin tiene planeados los siguientes cinco años de su vida y todo parece muy bien, las cosas serán tan geniales que aunque no vas a ser rico al menos tendrás algo de tiempo para tachar cosas de la lista de pendientes. Entras en la universidad, y luego… te das cuenta que no dejas de hacerte mayor. Y que eso nunca parará. 
Una noche antes de dormir, puede ser cualquiera, ese pensamiento te golpea como si alguien te lo hubiera gritado al oído. Así que no importa cuánto sueño se suponía que tenías, pasas horas pensando en ello. Que algún día esto, algún día aquello. Cosas negativas y cosas positivas que por ser tan joven y tener tanto miedo de que sucedan antes de tiempo, se juntan con las negativas y la lista se vuelve una escalera de terror donde los escalones están todos revueltos, porque no sabes en qué orden van a suceder dichas cosas. Y eso preocupa, porque cuando vean las señales, todas en un orden parecido, dirán que ese es precisamente el momento en que nos volvemos adultos. 
Y la gente se enoja. Tira los calendarios, cubre los relojes, cierra las cortinas para no saber si es de día o de noche. Y ese resulta, en general, un fin de semana terrible. Porque en las noches los pensamientos no paran. En algún momento te das cuenta de lo que hay mal en tu cuerpo, que parece tan normal. Pero no es normal que se te caigan tantos cabellos al día, o que cada vez tomemos menos leche. Cosas así. Que con el tiempo se volverán peores, y los dolores mínimos se convertirán en torturas a los cuarenta, porque es posible. Que puede haber algo malo en tu interior que no sientes. Que mañana te tengan que quitar el apéndice, o alguna de esas cosas que te harán quedar fuera de servicio por unos días. Pero no puede ser mañana porque tienes un examen final la próxima semana y no puedes faltar. No puedes faltar al trabajo tampoco porque quizás encuentren alguien más eficiente que tú… 
Sin embargo, en el último día llegarás a la conclusión de que nadie tiene nada seguro, y que con un poquito de cuidado se pueden cumplir todavía algunos años más. Se puede viajar para ver algunos lugares increíbles más, comer más cosas deliciosas, ver películas maravillosas y leer libros inigualables. Se puede hacer mucho, y ese mucho es un misterio. Así que como nos gusta tanto el misterio, siempre y cuando sea una bueno, aceptamos las cosas y nos decimos: pues mientras sea feliz… 
Así que tal vez sea cierto que te acabas de convertir en adulto, si es que eso de verdad sucede de un momento a otro y uno se da cuenta. Y serás un buen adulto, optimista y radiante porque sigues las cinco cosas necesarias para tener una vida feliz: amar a tu familia, tener buenos amigos, cuidar tu armonía, amar tu trabajo y disfrutar de los pequeños placeres de la vida. 
Suena como un buen plan. Y hacer planes, o al menos considerarlos, en ese momento es justo lo que necesitas. 
Todo es una gran posibilidad. 
Sabes que te gustaría tener un perro que se llame Rayo, una casa con tres habitaciones, una sala amplia y un estudio armonioso; recordar los cumpleaños de todas las personas importantes con suficiente tiempo como para poder comprarles algo… detalles así. Y espero que los consigas. 
Pero, quien sabe; tal vez tu vida resulta diferente a eso, y eso sea todavía mejor. 
Digo, es posible. 
Es posible que hoy me suceda esto, y esas ideas lleguen a mi mente. Es posible que escribirlo haya sido mi forma de crecer así, que mis años y mis ganas me dejen hacer tanto. Vaya que sería un genial posible. 
Así que es posible que hoy sea un día especial. Que cuando la luz se apague ya no tenga miedo pero conserve la imaginación, y todos seamos valientes guerreros en mundos sin nombres largos. 
Y eso me gusta. 

Algunos libros con cumpleaños:
Saga Harry Potter, de J.K. Rowling
Diez cosas que hicimos (y que probablemente no deberíamos haber hecho), de Sarah Mlynowski
Nada es para siempre, de Ali Cronin

Algunos libros sin cumpleaños:
Son difíciles de encontrar.

(Sí, hoy es mi cumpleaños) 

¡Hasta la próxima!

martes, 30 de julio de 2013

Tú, yo, tu voz, tus manos

" Querida, querida mía. Hace tiempo que no sé de ti. ¿Te encuentras bien, mi buena amiga? ¿Cómo te trata el mundo, ahora con tanta luz?
Espero que bien. Que todo muy bien. Que la luz no te ciegue, y al menos puedas leer por ti misma estas palabras.
Te extraño tanto, querida, por alguna razón.
Creí verte el otro día, pero ese no era tu vestido. Lo supe nomás pensarlo; tú nunca lo usarías. Tú no, querida mía.
Creí volver a miradas fijas, las nuestras, conversando además de las palabras. ¿Lo recuerdas? ¿Recuerdas nuestros pestañeos? Esos que conquistaban hombres, y los hacían sentir moribundos, casi en el cielo; como decíamos nosotras. Qué modestas, así de confiadas éramos.
Creí escuchar tu voz, pero me di cuenta que estaba dormida. Que era un recuerdo mal planteado. Tú nunca dirías esas cosas.
Creí sentir tus manos, pero, claro; no eras tú. Tú nunca me harías daño.
Y entonces recordé lo que nadie dijo, lo que se guardó sin preguntarse, porque no podía ser de otra forma. Te recordé a ti, y a mí, al mundo que nos miraba. Lo sentí como el presente, tan vivo como siempre. Lo viví una vez más, porque lo merecía.
Querida, querida mía. Sabes que nos extrañamos, que no sabernos nos consuela.
Aunque no sé por cuánto tiempo. "

Texto inspirado en: 

Algunos libros con secretos: 
Juego de tronos, de George R.R. Martin
Firelight, de Sophie Jordan
Deseos, de Kirsten Miller
 
Algunos libros sin secretos:
¿Existen libros sin secretos?

 ¡Hasta la próxima!

domingo, 23 de junio de 2013

Los noviazgos son buenos para el mundo

Los noviazgos son buenos para el mundo. 
Aunque, hay que decirlo, hay mundos que piensan lo contrario. Y con “mundos” no me refiero a Marte o Pandora, me refiero a las personas y sus mundos. Sus mentes, pues. 
Los noviazgos son lo que Santa Claus en una barata del viernes negro. Son, para cosas como el cine, por ejemplo; maneras de hacer funcionar la caja. Porque así sin los noviazgos. Se gasta dinero, aunque sea lo más barato. Se besa por eso, aunque sea de acostumbrado. 
Los noviazgos son diferentes al amor, porque tienen demasiado, y luego nada. Son diferentes al matrimonio, porque entonces no piensas como antes y tampoco se siente igual. Los noviazgos son lo que un gato llamaría “tener una familia”. Porque los matrimonios tienen perros. 
He visto, algunas veces, que los noviazgos son felices, pero alejados. De teclas y de notitas en la ventana. Así son. Así son los noviazgos. 
Son buenos para el mundo porque se compran helado, y aún más en las pausas. Son buenos para el internet porque se publican las fotos, y uno, interesando, observa cosa tan curiosa. Un noviazgo de besos así: :WM: o así :PO: 
Los chicos, si es que son chicos (y con “chicos” me refiero a jóvenes) cumplen con ir al cine para no ver la película, y los grandes (y no hace falta explicarlo) compran una cama para dormir solo en un lado, porque hay futuro. 
Viven mirando flechas que fallan, pasan de la esperanza a respirar aliviados. 
Los noviazgos son buenos para el mundo. Pero no nuestro mundo de gente común. Son buenos para el mundo de los que venden perfume, para los que tienen máquinas con ositos inatrapables con demasiado esfuerzo, para los que proyectan películas, para los postres baratos y tiendas de pintura. 
Y por eso el mundo es como es. El mundo de todos, un mundo real.
Para nosotros los noviazgos son costumbres, propias o ajenas, fotos que cambian pero no se desperdician. Son letras que llevan a un final, feliz o triste. Son buenos para el mundo, como cariños inciertos, sabores que no existen. 
Son vida, pero casi nunca demasiada. Ya casi nunca amor. 

Texto inspirado en:

Algunos libros con noviazgos: 
Lucian, de Isabel Abedi
Despedida, de Claudia Gray. 
El club de los muertos, Charline Harris. 

Algunos libros sin noviazgos: 
La cura mortal, James Dashner. 
Los juegos de hambre, Suzanne Collins. 
Erebos, de Ursula Poznanski.

¡Hasta la próxima!